viernes, 21 de diciembre de 2007

PONENCIA DE CONTEXTO HISTORICO

Sobre el capitalismo agonizante, no estoy de acuerdo con ese termino, he reconocer que existe una verdadera crisis, pero que cada vez mas no se encuentra estancado ya que los beneficios son superiores y la explotación sigue su curso, sin haber una clara reacción de la clase trabajadora, por tanto las condiciones para la lucha de la clase trabajadora, sigue estancadas, por otra parte la izquierda sigue fragmentada, sin dar soluciones, los sindicatos mayoritarios se han convertido en simples burócratas de este sistema, prestando su apoyo tanto al empresario como al estado vendiéndose al mejor postor, (Colaboracionistas del Sistema), tengo que reconocer de forma realista y no pesimista, que las condiciones objetivas no se dan para un cambio cualitativo del actual sistema.

Por tanto para crear las condiciones para un cambio del sistema es imprescindible crear conciencia y para ello es fundamental un desarrollo cultural importante, cosa que en estos momentos carece la clase trabajadora, desde un sindicato se debe potenciar, también creando foros de debates que implique a las bases para un futuro nuevo, tener informado en todo momento de la actualidad a todos los trabajadores. También sería productivo mantener un estrecho contactos con otras fuerzas sociales no se puede vivir en la marginalidad, no creando demagogias que lo único que hace es crear incertidumbres y desconfianzas que ha sido hasta ahora ese pesimismo el causante del retroceso de la clase trabajadora juntos con otros factores desestabilizadoras.

El resultado está a la vista, un evidente retroceso de las libertades y de poder adquisitivo en los salarios, incumplimientos de convenios colectivos y mala interpretación de los mismos, por parte sobre todo de los empresarios, pero también de algunos sindicatos, (sicarios de empresarios).

Se ha desarrollado técnicas de producción muy avanzadas, y muy elaboradas dejando de un lado las ciencias sociales, cada día que pasa el obrero se encuentra mas desmotivado, fruto de la desidia, por los políticos corruptos, que se lucran a costa del pueblo, sometiéndolo a discusiones pueriles, que lo único que hace es retrasar, lo que verdaderamente necesita el pueblo, empleo con estabilidad, mantenimientos del poder adquisivo, viviendas dignas y asequibles y por ultimo una educación laica de calidad incluida el acceso a la universidad de forma gratuita para todos/as.

Quisiera hacer una mención especial a la mujer trabajadora, la cual se encuentra en estos momentos con un déficit de marginalidad, con respecto al hombre tanto en lo económico como en puestos de responsabilidad, por no decir ya las mujeres que se dedican a las tareas del hogar que se sienten discriminadas y encima sin ganar un sueldo digno. También quiero incluir el sufrimiento acoso y violencia a las que están sometidas por parte de empresarios y algún que otro machista celoso.

Todos estos problemas deberían estar en la agenda de cualquier gobierno, con una memoria económica adecuada, y no sacudirse las pulgas, financiando programas para que algunas ONGs de dudosa reputación, lleven dicha responsabilidad, no llegando nuca a poner fin a esta situación.

Quisiera que el Marxismo, se hiciera realidad y máxime en un Sindicato de clase, el Marxismo no es un deporte para espectadores ni para competir, debemos verificar con nuestros razonamientos las afirmaciones que contiene. Nuestra labor es aprenderlo, para luego desarrollarlo. La teoría y la historia de las luchas de clases es el hilo conductor que nos permite descubrir que todo no es un caos donde se suceden periodos de progresos, estancamientos, revolución, contrarrevolución, guerra y paz, si no que su desarrollo está sujeto a leyes, tras largos periodos de reflexión, ¿sabemos? que la conciencia social proviene de la materia y no al revés. Del mismo modo, la conciencia social, depende de sus características materiales. Las personas, al convivir en sociedad, contraen necesariamente unas relaciones sociales y laborales independientes de su voluntad, que condicionan su conciencia. La historia es una sucesión dialéctica de modos de producción, diferentes formas que tiene el hombre de organizar la fabricación de bienes y su intercambio, creados por el, pero que después adquieren independencia de su control es lo que se denomina estructura de una sociedad. La estructura es por tanto la base económica de cada sociedad (esclavista, feudal, comunal, capitalista y socialista. El modo en que se organizan esas relaciones sociales de producción que se establecen entre los, hombres y comprende tres niveles: 1 condiciones de producción (clima y riqueza natural de una sociedad); 2 fuerzas de producción grado de desarrollo tecnológico de la sociedad y 3 relaciones de producción (posesión de los medios de producción y división del trabajo en una sociedad). Sobre esta estructura y condicionada por ella, se levanta la llamada superestructura de la sociedad, que es la forma jurídico-política de cada sociedad (refleja su ideología) y depende siempre de la base estructural económica, manteniendo con ella una relación dialéctica. En eso consiste el materialismo dialéctico. Nuestros modos de pensar y de gobernarnos están condenados por el desarrollo de nuestras fuerzas productivas, por nuestro modo de producción (el capitalismo), puesto que los hombres para hacer política, además de pensar, tienen que comer.

Por ejemplo, la democracia burguesa (entendida como derecho a votar) no era posible en el sistema feudal, mientras que la democracia obrera (entendida como el pueblo que realmente se autogobierna) no es compatible con el sistema capitalista actual. La actual democracia representativa burguesa se ve condicionada por la clase que tiene el poder económico, impidiendo que gobierne la clase oprimida.

Sin embargo, el capitalismo no escapa a la dialéctica. Además de generar riqueza para una minoría, genera pobreza para una mayoría, creando el caldo de cultivo tanto para los fascismos y autoritarismos como para el pensamiento revolucionario. Las actuales relaciones sociales de producción implican la existencia de clases. Hay una minoría burguesa que posee tierras, fábricas, capital y una masa trabajadora que sólo puede vivir trabajando para la clase poseedora. Los intereses de estas dos clases son directamente opuestos, nunca podrán cooperar en la gestión. Los demás grupos sociales, el lumpen (clases marginales, mafias), los profesionales independientes (que necesitan auto explotarse), etc. no juegan ningún rol en el sistema económico a nivel mundial que rompa este binomio trabajador-capitalista.

La clase oprimida, el proletariado, es la encargada de la revolución que emancipe a toda la humanidad del capitalismo. Para que la revolución se lleve a cabo, deben darse las condiciones objetivas o materiales (alto nivel de explotación y miseria) y las subjetivas o ideológicas (alto nivel de concienciación de la clase oprimida). La función de organización sindical y partidos es crear conciencia e impulsar la conciencia de clase manteniendo siempre las condiciones revolucionarias subjetivas.

La revolución proletaria buscará la abolición de la propiedad privada y el acceso a los medios de producción, que implicará el fin de las sociedades de clases. Dará paso a la nueva sociedad que por supuesto sufrirá su desarrollo con muchas contradicciones. Supondrá la "humanización de la humanidad", abolirá la explotación. Durante un cierto periodo existirá una sociedad en la que no habrán desaparecido aún las clases, y en la que los proletarios mantendrán sometida por la fuerza a la burguesía. Esta etapa supondrá un cambio para las generaciones futuras, estas crecidas en este sistema no tendrán el lastre capitalista, serán quienes realizarán la construcción de la sociedad sin clases.

Haciendo un análisis, toda mercancía es, en primer lugar, una cosa que satisface una necesidad humana, y en segundo lugar, una cosa que se puede cambiar por otras. Esta doble concepción de las cosas, concede a toda mercancía un doble valor: el valor de uso y el valor de cambio (respectivamente). Estos dos valores no tienen por qué coincidir. Por ejemplo: el agua tiene un enorme valor de uso (sin ella no podemos vivir, la usamos constantemente), pero un escaso valor de cambio (es muy barata). Con el diamante ocurre lo contrario, tiene un gran valor de cambio (es carísimo, una porción se puede cambiar por grandes cantidades de otras mercancías) pero poco valor de uso (apenas tiene utilidades prácticas). Dos mercancías pueden tener el mismo valor de cambio, pero el valor de uso es propio de cada mercancía. El valor de cambio o simplemente valor de una mercancía, es la magnitud que nos sirve para intercambiarla equitativamente con otras que poseen distinto valor de uso. Todas las mercancías tienen una cosa en común: son producto del trabajo. El valor de cada mercancía lo determina el trabajo que se emplea en su obtención.

Cuando las sociedades comenzaron su desarrollo, se produce la división social del trabajo. Los productores se especializaron en obtener mercancías concretas: unos cazaban, otros fabricaban armas, etc. Pero luego unos necesitaban comer carne y otros necesitaban tener armas, e intercambiaban mercancías que tenían valores de uso distintos. La proporción entre dos valores de uso es el valor de cambio (por ejemplo: tres hachas por dos osos).

El desarrollo de las sociedades continuó, los trabajadores se especializaban cada vez más y los intercambios se multiplicaban vertiginosamente. Surge la necesidad de regularizar el valor de cambio. No podían seguir estableciendo el valor de cada mercancía en osos y hachas. Entonces se crea una mercancía distinta, el dinero, y todas las mercancías comienzan a cambiarse por una misma, cuyo valor de uso era nulo, pero sirve para comparar los de las demás mercancías.

Cuando se intercambian mercancías por medio del dinero, se equiparan los trabajos invertidos en obtenerlas. Marx dijo: "El cambio es una relación entre trabajadores, con una envoltura material". Sin embargo el trabajo puede comprarse y venderse, como una mercancía más que, tiene la peculiaridad de que puede pagarse por ella menos de lo que en realidad vale (explotación): su valor de uso es muy superior a su valor de cambio.

La plusvalía al principio, tras la aparición del dinero, los trabajadores producían una mercancía (carne, vegetales, herramienta) de la cual utilizaban una parte. El resto la vendían y con el dinero obtenido compraban las demás mercancías que necesitaban para vivir. La circulación de mercancías era (mercancía-dinero-mercancía), primero se realizaba una venta y luego una compra.

Cuando la producción de mercancías alcanza un desarrollo muy elevado, el dinero se transforma en capital. Veamos este concepto detenidamente, pues es el meollo del marxismo.

La circulación de mercancías pasa a ser de la forma dinero-mercancía-dinero, es decir: que se tiene un dinero (capital), se realiza una compra de cierta mercancía, y luego se vende esta mercancía y se obtiene por ella una cantidad de dinero mayor que la inicial. Este aumento del precio de la mercancía se llama plusvalía. Pero, si no ha variado su valor efectivo, ¿de dónde sale esa riqueza? Veamos cómo se produce este proceso, una persona realiza una acumulación de capital, juntando una gran cantidad de dinero, por los medios que sean. Este "acumulador" es un capitalista. Con su capital, adquiere una mercancía, que tras venderla le proporciona "misteriosamente" más dinero del que invirtió. Estudiemos el caso más claro de capitalista, el del empresario, el cual adquiere una mercancía distinta, especial, que es el trabajo. El empresario "compra" el trabajo de un obrero por un cierto número de horas, también compra los llamados medios de producción: materias primas, herramientas para trabajarlas, local de trabajo, energía para las máquinas, etc. De esta compra obtiene un producto (fabricado por el trabajador, a partir de las materias primas y las herramientas que pertenecen al capitalista), y vende este producto a mayor precio de lo que invirtió. De esa ganancia extra, llamada plusvalía, parte se dedica al crecimiento de su empresa y parte pasa a engordar su fortuna.

¿De dónde habrá salido esta plusvalía? Evidentemente, ni las máquinas, ni el local, ni la materia prima generan riqueza por sí solos. Sólo el trabajador puede generar riqueza, cuando lleva a cabo la producción de una mercancía.

El capitalista vende en el mercado la mercancía a su precio exacto, puesto que ésta tiene un valor de cambio determinado. Pero si obtiene ganancia, eso quiere decir que está obteniendo la mercancía por un precio mucho menor de su valor. Entonces, al comprar las mercancías iníciales, está pagando por alguna de ellas menos de lo que vale. ¡Está claro que no hablamos de las máquinas, sino del trabajo! No está pagando al obrero lo que realmente vale su trabajo.

Un ejemplo concreto: supongamos que el/los propietario/s de una empresa vende cada silla a 30 €, de las cuales, 10 se gastan en pagar la luz, el alquiler de la fábrica, la madera, etc. El carpintero cobra 30 € cada jornada, vende su fuerza de trabajo por ese salario. A mitad de jornada, el carpintero ha fabricado 3 sillas que se venden a 90 €. Descontando las 30 que se han gastado en medios de producción, tenemos que el carpintero ha producido una riqueza de 30 €. que es exactamente lo que recibirá al final del día. ¡Eso significa que el resto de la jornada trabajará para el bolsillo del capitalista! Hoy en día los mecanismos de producción de la sociedad capitalista son mucho más complicados, pero la riqueza se extrae del mismo sitio, de las costillas de los trabajadores.

Por supuesto que los economistas burgueses neoliberales (partidarios de la libre empresa privada) dan explicaciones distintas sobre la producción de la plusvalía. Por ejemplo, argumentan que la ganancia proviene de la competencia, que algunos capitalistas ganan con sus inversiones porque otros pierden con las suyas. Sin embargo, es evidente que si la plusvalía se generase durante la venta o la compra se mercancías, no se generaría riqueza en el mundo, sino que simplemente se desplazaría de unas manos a otras. Vivimos mucho mejor que hace 100 años, eso quiere decir que sí se genera riqueza, y por tanto que la plusvalía procede del proceso de producción de mercancía, y no del de cambio. También dicen que parte del valor procede de la máquina, y no del trabajador. Ocupémonos de desmentir esto. Imaginemos una maravillosa máquina que funcione sola y sea capaz de fabricar sillas. La máquina tiene una duración de unas 1000 horas, cuesta 6.000 €, y produce 1 silla cada hora. A la máquina no se la puede forzar ni amenazar, siempre produce 1 silla cada hora y siempre cuesta 6.000 €. cada 1000 horas de funcionamiento (6.000 € cada hora, más la energía). Esto redefine el valor de cambio de la silla (todo el mundo producirá al mismo coste en poco tiempo). El capitalista no podría vender la silla en el mercado por más de lo que cuesta producirla, no sería capaz de extraer plusvalía a la máquina.

Otro argumento es que el de empresario es un trabajo más como cualquier otro (sin embargo los accionistas de una empresa no tienen que mover un dedo para ver como ingresan ganancias), o por ejemplo, el cuento de que el capitalista es el que asume los riesgos de crisis y quiebras al invertir el dinero que le pertenece en una empresa que dará trabajo a otros hombres. Esto es bastante ridículo. ¿A qué riesgo se refiere? ¿Al de perder todo su capital y no quedarse más que con su capacidad de trabajar? ¿Al de verse obligado a vender su fuerza de trabajo para vivir, como los demás obreros, y convertirse en un trabajador más? ¿Es lógico y coherente que tengan que trabajar para mantener ociosos a un determinado números personas.

La única solución a tanta explotación o barbarie, es un sistema económico en el que los medios de producción sean controlados por los trabajadores en cada empresa, en general, los beneficios son repartidos entre los trabajadores de la propia empresa y la producción no esta planificada centralmente por el Estado, si no orientada a través del mercado (principio fundamental del socialismo.

El Estado podía tener un poder intervencionista que permita potenciar la propiedad social de los medios de producción, aumentando la capacidad de elección de los individuos y alcanzar el pleno empleo, aunque discrepo con esta idea por la sencilla razón de que toda planificación que ha hecho el Estado a través de la historia, es retrasar por medio de la burocratización toda mejora.

Quisiera que con mi humilde exposición simplificada, pueda aportar algo al SINDICATO UNITARIO Y A TODA LA CLASE TRABAJADORA.

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