Lo
que se esperaba ha llegado por la vía de urgencia el golpe de los mercados
financieros y la influencia del eje Berlín-Francia a el Estado y al pueblo
español con la pretendida reforma constitucional que tanto el partido
socialista y el popular aceptan sin el respaldo de la ciudadanía, poniendo en
duda esta llamada “democracia”. No es que la Constitución española represente
un referente de libertad y justicia, pero fue votado por la mayoría del pueblo
español en la llamada transición española, sacar esta reforma rompe de antemano
este consenso.
Esta
precipitación en sacar esta reforma que no es necesaria para la recuperación
económica incluso diría que es un verdadero secuestro de la participación democrática.
O lo pretende el estado es asegurarse que no pase lo de Islandia? Lo que no hay
duda ya es que los mercados imponen a los gobiernos las políticas a seguir en
este fondo y forma se trata de un fascismo.
Cómplices
son este bipartidismo rancio que inunda nuestras miserables vidas tanto monta
uno como otro, el voto no decide nada en absoluto, solo refuerza el estado de
putrefacción en que se encuentra estos partidos en nuestro sistema político. No
hay corrupción en el Estado, simplemente el Estado es la corrupción misma.
Llegado
a estas alturas se hace imprescindible la unidad de la clase trabajadora y el
reforzamientos de movimientos de protestas como el M-15.
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