El daño ya está hecho,
la España que conocimos ha dado un vuelco histórico de 180º grados, se han
destruido millones de puestos de trabajo con un empobrecimiento de las clases
trabajadoras, unos salarios de pena y un desempleo que supera las estadísticas con
unos servicios públicos o comunes demolidos, la estructura económica ha sido
barrida todo en nombre de la crisis provocada por el poder financiero.
¿Qué nos quieren
vender ahora? ¿qué hemos salido de la recesión? ¿qué nuestra economía ha
crecido un 0,1%? Pero ¿cuánto se ha perdido a los largos de estos dos años? Y
el sufrimiento infringido a la población española asumidas, ¿ha merecido la
pena? Rotundamente ¡no¡ el ciudadano, el trabajador, el pensionista, algunos
colectivos sociales mas desfavorecidos, no se merecen que pagen una deuda que
corresponde al sector privado a el sistema bancario, responsable criminal de la
actual situación.
¿Por qué tenemos que
asumir la estafa y la corrupción de un poder bancario-financiero? Que no hemos
participado ni contribuido a ello, ¿por qué tenemos que asumir también la
corrupción del partido del gobierno? Cobrando verdaderas fortunas en dinero B,
de una casta de empresarios a fin al PP, con un talante bandolero-fascista que
no han tributado en España, los grandes beneficios obtenidos.
La Constitución
Española que no era cúmulo de virtudes ha sido pisoteada e incumplida por parte
de las élites políticas-gobernantes, se elaboró de espalda al pueblo, con un
Rey colaborador del régimen franquista y la traición de los partidos obreros,
borrando la memoria histórica de los lucharon por la Republica y los que
sucumbieron en ella. Los asesinatos desarrollados durante la pos-guerra y
enterrados arbitrariamente en diferente puntos geográficos de España, mientras
tanto los torturadores y asesinos siguen paseando por cualquier avenida de
ciudades españolas como si nada hubiera pasado.
Las venas siguen
abierta y se abren cada vez más a medida que la presión junto con la austeridad
marca las pautas de nuestra vida diaria, Eduardo Galeano decía: Las expediciones criminales de los marines tienen por objeto restablecer el
orden y la paz social, y las dictaduras adictas a Washington fundan en las
cárceles el estado de derecho y prohíben las huelgas y aniquilan los sindicatos
para proteger la libertad de trabajo. ¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos
de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el
fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de
redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez
anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando
se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden, es el orden, en
efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la
tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta.
Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con
toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los
esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer
escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la
victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas,
bajo un portal del barrio viejo de La Habana. Desde Cuba en adelante, también
otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la
experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la
perpetuación del crimen. Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o
traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en
las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos
y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con
la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo
que será.
Todo está podrido en nuestra España empezando por lo más alto: la
monarquía, las elites políticas y como no la iglesia Católica, todo huele mal,
la falta de una reacción ciudadana es evidente: muchas manifestaciones pero con
muy poca asistencia.
Se abre un nuevo proceso histórico en España y en el mundo, dependerá de
nuestra participación-reacción, lo que está claro es que si seguimos la misma
senda encontraremos el precipicio y nuestra caída libre. El presente ha sido
destruido, el futuro no está determinado todavía, constrúyenoslo juntos.
¡Por la emancipación de la clase trabajadora,
viva los trabajadores y trabajadoras del mundo!.-
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